Dice George Leonard
que durante el acto sexual el cuerpo de cada amante experimenta dramáticas
perturbaciones.
Los músculos se
convulsionan rítmicamente, el aire entra y sale de los pulmones con mayor ímpetu,
el sistema cardiovascular se aproxima a sus límites, las membranas mucosas
segregan líquidos, los contornos corporales se alteran y lanzan mensajes
urgentes hormonales y neuronales que corren por el organismo y los circuitos de
información del cuerpo se sobrecargan por la misma razón por la que se bloquean
una central telefónica.
El exceso de datos
inicia un vaciamiento en los cinco sentidos y el clímax del orgasmo conduce a
una especie de inconsciencia, de éxtasis, de pequeña muerte.
Yo me quedo hecho
polvo.
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