Deseo ansiosamente creer en una verdad más allá de nosotros. Una verdad oculta y desconocida para todos, salvo para los ojos más sensibles. Deseo creer en la interminable procesión de las almas, que no podrá ni será destruida. Quiero creer que no somos ajenos a la infinita generosidad y tristeza de Dios aunque no podamos ver su verdad; que lo que nace, permanece vivo y no puede ser enterrado en la fría tierra, porque sencillamente aguarda a volver a nacer por mandato divino, y, hasta entonces, descansa en la antigua luz de las estrellas.
