miércoles, 23 de mayo de 2012

Soy un soñador



Yo fui un cínico. Un discípulo de Diógenes.
Los cínicos me enseñaron a despreciar los convencionalismos sociales y morales.
Me enseñaron a volver mis ojos a la naturaleza y a considerarme ciudadano del mundo.

Yo fui un primitivo cristiano, un discípulo de Cristo.
De Cristo aprendí el amor, a las criaturas y a los hombres y la importancia del compromiso, de la fidelidad a las causas, el sentido de la solidaridad.

Yo fui un revolucionario.
Estuve en la toma de la Bastilla y en las barricadas luchando junto al pueblo contra el absolutismo.
De la revolución aprendí que no hay yugo que resista cuando el pueblo decida romperlo y liberarse.
Pero también aprendí a desconfiar, a temer a los oprimidos cuando se convierten en opresores.

Yo fui un anarquista de la mano negra. Del anarquismo aprendí a odiar el poder, todos los poderes y a renunciar a la utopía, ¿como renunciar? ¡A no renunciar nunca a la utopía!

Yo soy un soñador que ha corrido mucho y que se ha llevado muchos palos y desengaños.
Un luchador que ha perdido todas las guerras y que comienza a estar cansado.

Pero no obstante, sigo. Porque después de tantos siglos, todavía nadie me ha demostrado que estoy equivocado, que no tengo razón.
Lo único que me han demostrado es que ellos tienen la fuerza, es que ellos imponen su ley, es que hay que tragar.

1 comentario:

  1. ¿De quién es esto?

    Lo escuché en la entrevista de Quintero a Escohotado pero googleando sólo me aparece esta entrada. Y si fueras tan amable...

    Gracias. Un saludo.

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